A las faldas del impresionante Risco de Famara, se encuentra esta playa del mismo nombre. Con sus más de 6 kilómetros de extensión, esta playa es la más grande de Lanzarote y sin duda una de las más espectaculares. De arena fina y sumamente limpia, con su color tostado recibe a turistas y residentes que se deleitan con la imponente vista. Es una playa con mucho viento y fuerte oleaje, lo que la hace ideal para quienes practican los deportes acuáticos como el surf, bodyboard, kitesurf o windsurf. Por esta razón, no está muy recomendada para el baño. Sin embargo, hay quienes deciden relajarse en alguna de sus dunas formadas por los vientos alisios o disfrutar de la arena mojada, que cuando baja la marea es iluminada por el sol reflejándose así las paredes del río como un gran espejo natural. Un sitio predilecto para ver el atardecer y sus colores.
Es una playa muy visitada, pero no se siente atiborrada por su largo recorrido. Se puede llegar en guagua y hay mucho sitio para aparcar en la larga avenida, incluso en momentos concurridos como los fines de semana y el verano.
Cuenta con oferta de alojamiento, también equipamiento incluyendo vigilancia para la seguridad y señalización de peligro. Una playa para tener cuidado con las corrientes y en la que hay que aumentar el respeto al mar. Desde este punto, en días despejados, se puede ver parte de la isla de La Graciosa y hasta las islas de Alegranza y Montaña Clara. Un dato curioso es que hay un barco sumergido en el centro de la playa, que se puede ver parcialmente cuando baja la marea, muy visitado por buceadores con experiencia. La Playa de Famara es perfecta para competiciones deportivas de deportes náuticos. Un lugar que no se puede perder cuando se visita la isla conejera.