En un islote frente al puerto de Arrecife, se encuentra la fortaleza más característica de la capital lanzaroteña. El Castillo de San Gabriel, construido en 1574 por Felipe II cuando él y su imperio estaban en la cima de la gloria y la riqueza, fue clave en la defensa de la costa de las expediciones de los piratas. Sin embargo, los cañones de esta fortaleza permanecieron hasta la llegada del pirata Morato Arráez en 1586, que causó el derrumbamiento de la edificación. El arquitecto italiano Leonardo Torriani fue el seleccionado en 1596 para reconstruir el castillo con modificaciones en su interior, ordenando además la construcción de un puente levadizo para unir a la ciudad con el islote en el que está. El famoso puente de las Bolas, que se puede apreciar al caminar por una de las principales vías de Arrecife.
Desde 1972 el castillo aloja un Museo Arqueológico que reúne varios restos arqueológicos de la época aborigen. Además se utiliza para observaciones astronómicas. Se puede recorrer de forma gratuita y cuenta con un personal muy amable que resuelve tus dudas.
Es un lugar privilegiado en Arrecife, que tiene unas vistas estupendas. La fortaleza está rodeada del mar y arena dorada. El agua cristalina deja ver el fondo y muy cerca, algunos bañistas deciden relajarse en la Playa del castillo.
Un pequeño castillo defendido por dos cañones que conforma el panorama perfecto para una fotografía y enmarcar el recuerdo de este paseo histórico de Lanzarote.
Horarios: De martes a viernes en horario de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00 Los sábados de 10:00 a 13:00.
El Puente de las Bolas
Este particular puente se encuentra en la desembocadura de la calle León y Castillo. El Puente de las bolas está conformado por dos pilares con remate cuadrangular en los que descansan dos bolas. El puente une Arrecife al islote del Castillo de San Gabriel. El camino empedrado lleva a parte de la historia de Lanzarote y es uno de los lugares más representativos de la capital de la isla.