De fina arena dorada, con un oleaje moderado y mucho viento, la Playa de Bajo Rico es un paraje rústico y aislado al que hay que llegar a pie, partiendo del pueblo norteño de Yé. Esta cala de difícil acceso, que tiene 845 metros de largo por ocho de ancho, es una de las más exóticas de Lanzarote gracias a ser rica en biodiversidad de flora y fauna. Destaca por sus increíbles contrastes de colores entre sus arenas blanquecinas y dorado brillante y los azules de las aguas del atlántico. Una estampa perfecta en la que se alzan en el horizonte La Graciosa y Montaña Clara. Para llegar también se pueden aprovechar los servicios de lancha rápida desde Órzola o desde Caleta de Cebo en La Graciosa. La complicada llegada a esta playa garantiza un momento único en solitario para disfrutar de la naturaleza.